15 octubre 2007
Glaciación
Caminan bichejos verdes con forma de caracol con antenas doradas por la mesa de madera del saloncito. Olvidé el nombre, porque bichos hay muchos, tan raros y abundantes que me pregunto si no seremos nosotros los extraños, con nuestra mata de pelo gris en la cabeza y nuestros dos solitarios pies, y esa lengua rosada y blanda que sale de nuestra boca balbuceando siempre en busca de agua, de pan, de besos.
El hielo fuera lo cubre todo, y dicen los mayores de la aldea que hace años sus abuelos les contaban que no había hielo antes. Que la tierra era verde en muchos tramos, que el agua surcaba caminos horadados en la tierra, directamente líquida sin que nadie en el mundo tuviera que calentarla en el fuego para que adquiriese ese estado tan ansiado. Y que había unos extraños animales con aletas y escamas nadando dentro, y que esos caminos se llamaban ríos. Y que cuando llegaba la estación fría y gris, a veces llovía. No nevaba siempre, como ahora, si no que llovía. Llovía quiere decir que caían del cielo gotas de agua también líquida, miles de gotas que mojaban como si de una ducha se tratase. Difícil de imaginar...
Y que había una estación de temperatura suave y agradable en la que el campo se llenaba de flores, de todos los colores. Flores de verdad! No de papel como las que ahora hacen los niños en la escuela para adornar sus casas por Navidad. Estaban hechas de una materia suave al tacto, que no era ni tela, ni papel, ni algodón, sino una especie de mezcla de esas tres cosas. Indescriptible...Se llamaba primavera.
Y después llegaba otra estación más cálida. Tanto, que al aire libre hacía un calor que debía ser casi insoportable. Y entonces la gente se bañaba en el mar. Y el sol lucía a todas horas.
Pero eso son, tal vez, leyendas.
Aparto los bichejos de un manotazo, caen al suelo de piedra marrón. A lo lejos, se oye el aullido de un lobo blanco. La oscuridad se cierne. Cojo un pedazo de hielo del bidón y lo meto en un cazo hasta que se deshace y hierve. Después le pongo un poco de melaza, me lo tomo despacio y luego me voy a dormir.
Una débil claridad de la verde luna entra por la ventana. Y al rato cierro los ojos. Y viene el sueño.
Mi sueño es blanco, y helado, como siempre...
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A los 12 años yo tenía una pandilla de amigos bastante maja. Nos reuníamos en la plaza a contarnos chistes. Éramos tímidas nosotras con ello...
Que miedo niña ... ¿ se acabará de verdad el mundo que conocemos ? ...
ResponderEliminarYo recuerdo que antes , en mi infancia las primaveras eran superprimaveras y mi cumple lo celebraba siempre con un vestido de manguita corta de florecillas y por la noche refrescaba un poco y luego venía el verano y hacía mucho calor ...vamos lo que se llama un Veranazo .... no como ahora que nos pasamos el verano sin calor , y llueve y de repenete el termometro sube 20 grados de golpe y luego los vuelve a bajar .....
independientemente ... que bonito escribes princesa...
Ufff. me dejas helada, de emoción.
ResponderEliminarTal vez algún día sea así...
Gracias Lolita! Yo me acuerdo también de los vestiditos de manga corta con flores... Y del clima extremo de la mancha, helado en invierno y axfisiante en verano. Besos!
ResponderEliminarMaría Manuela, al paso que vamos no sería nada extraño. Vete tú a saber.
Un besote!
Imaginate a los bichos trompeteros esos como reyes del universo formando gobierno. Serán trompetitas liberales y trombones conservadores. La vida será más fácil y el mundo más grandote.
ResponderEliminarDa cosa el bicho sí... No se yo creo que nosotros no lo pasaremos, otra cosa son nuestros tataranietos... Pero aún así tengo confianza en que sabremos, finalmente, cuidar nuestro mundo.
ResponderEliminarLlego por fin a leerte ;)
Besosss
Sigue con tu blog porque engancha. Tu manera de escribir, tu sensibilidad, engancha. Ánimo, que ya te tengo en favoritos
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