30 noviembre 2007
Mamá
Ala. Que me voy otra vez. Al pueblo. Una semana. Espero que todo salga bien, es más, sé que saldrá bien.
Así que un pelín abandonao tendré que dejar el blog estos días.
Porque ya lo dice el nombre: Enaire que viaja por el mundo...
Voy a ver a mi madre.
29 noviembre 2007
Evasión
Noticia de última hora:
Mi cintura ha desaparecido.
Parezco cada vez más una caja de zapatos puesta del revés.
Ha desaparecido como el agua de la laguna blanca, que fui a visitar hace dos semanas. No quedaba ni una gota. Quedaba, eso sí, un recuerdo de tiempos mejores, de aquellos tiempos en que uno podía ir a bañarse y revolcarse en su arena blanca como harina, el agua tranquila y con tan poca profundidad que nunca llegaba a cubrirte. Un recuerdo de cuando la laguna estaba poblada por peces y la gente iba a pescar. Ahí quedó la huella, silenciosa y sin función alguna ahora, como un testigo del pasado.
La laguna blanca forma parte del conjunto llamado Lagunas de Ruidera, paraje hermoso ubicado ahí como si tal cosa en medio de la llanura manchega (aunque está un poco separada de ellas) . Muy cerquita de mi pueblo. En una mañana fría y soleada fuimos a dar una vuelta por aquellos contornos. Da pena.
Y ahora me voy, que llego tarde al médico.
Actualización.
Ya vine del médico. Mi doctora tiene mucha paciencia conmigo, tiene que contender con los vaivenes de mi estado de ánimo, durante años ha sufrido mis tribulaciones en el trabajo, ha contendido con mi ansiedad, con mis migrañas, con mis bronquitis, con mis depres... En fin, que tengo mucho que agradecerle. Cuando he llegado hoy, me ha dicho:
-¿Qué tal? Ya imagino que estarás mejor ahora que ya te has ido de ese trabajo tuyo, tendremos que reducir la dosis de las pastillas, que ya no te harán tanta falta...
-Bueno, sí, por supuesto, pero se avecinan tiempos revueltos para mis ansiedades...
-¿Y eso?
-Pues nada, nada, mis hijos. El pequeño se ha ofrecido voluntario para ir a Kosovo
(qué cara ha puesto la doctora)
Y el mayor se va a Ecuador un mes, y se quiere casar allí, así que quiero ir a la boda, y ya ves, es un viaje muy largo.
( A veces, para volar, en mis tiempos malos, he necesitado ayuda de mi doctora, por si la claustrofobia y eso, y eran viajecitos cortos. Aunque ahora ya no lo necesito, ya estoy acostumbrada! )
Bueno, bueno, la doctora tendrá que seguir de cerca estos nuevos tiempos míos...
Ah, pero yo iré reuniendo ánimos, de aquí y de allá.
28 noviembre 2007
Y más...
Viajaré donde haga falta. Surcaré los mares desde el aire, recorreré Europa en tren, volaré hasta el confín de la tierra si es necesario. Iré en busca de mi lugar en el mundo, que quién sabe cuál será.
Seguiré los pasos de mis pasos dados.
Si hace falta estoy dispuesta a ver volcanes en erupción, y ciudades ruinosas, y gente que no tiene donde caerse muerta, y ojos llenos de lágrimas, y el telediario de todos los días a las tres de la tarde, y seguiré viviendo, y seguiré cambiando.
Y aprendiendo siempre.
O eso espero.
Mientras, esta mi casa virtual, que no lo es tanto, irá cambiando conmigo, porque de vez en cuando me hace falta reubicarme. No sé por qué. Porque sí.
A veces, me enfrento a esta pantalla y no sé qué palabras utilizar para expresarme.
Diría tantas cosas, que acabo por no decir nada.
No decir nada.
Nada.
Seguiré los pasos de mis pasos dados.
Si hace falta estoy dispuesta a ver volcanes en erupción, y ciudades ruinosas, y gente que no tiene donde caerse muerta, y ojos llenos de lágrimas, y el telediario de todos los días a las tres de la tarde, y seguiré viviendo, y seguiré cambiando.
Y aprendiendo siempre.
O eso espero.
Mientras, esta mi casa virtual, que no lo es tanto, irá cambiando conmigo, porque de vez en cuando me hace falta reubicarme. No sé por qué. Porque sí.
A veces, me enfrento a esta pantalla y no sé qué palabras utilizar para expresarme.
Diría tantas cosas, que acabo por no decir nada.
No decir nada.
Nada.
26 noviembre 2007
CITAS
José Manuel Caballero Bonald
De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn’Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquel café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas así de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?
Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.
CITAS
De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas las casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn’Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquel café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas así de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?
Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas las casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn’Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquel café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas así de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?
Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.
24 noviembre 2007
Pelota
Marciano se compró una pelota y se puso a jugar en su jardín.
Era una pelota verde y redonda. Pero claro, si no fuese redonda no sería una pelota. Siendo verde, podía ser muchas cosas, pero si no fuese redonda, una de esas cosas no sería una pelota. Puede ser un pimiento, una hoja verde de un árbol, un cocodrilo verde y largo de más de tres metros, un coche verde, no sé, cualquier cosa.
Pero lo que se había comprado Marciano era una pelota. Y jugaba en su jardín tan contento como si fuera un niño. Y ya no lo era, vive dios, que estaba a punto de entrar en la cincuentena, qué horror!, pensaba Marciano. Y por eso se había comprado una pelota. Para demostrar a todo el mundo que la edad que iba a alcanzar sin remedio en pocos días no tenía nada que ver con su espíritu juvenil y aventurero.
Llevaba jugando unos tres cuartos de hora largos cuando se dio cuenta de que no iba a demostrar nada a nadie de esta manera. Más que nada porque su jardín estaba en la parte de atrás de su casa, escondido a los ojos de cualquiera que no entrase expresamente. Y no entraba nadie últimamente, la verdad.
Además, un dolorcillo incómodo se estaba ya instalando en su espalda a la altura de los riñones, y su corazón latía un poco desbocado. Así que decidió dejarlo. La pelota dejó de botar, y se quedó quieta y mustia a los pies de Marciano, que la miraba indeciso y un tanto pensativo. Y pensó y pensó. Y pensó. No sabemos qué extraños pensamientos rondaron por su cabeza en ese peculiar lapsus que sucedió al juego. Pero tuvo que ser algo trascendental y decisivo, algo que hizo actuar a Marciano con una decisión inquebrantable y que cambiaría su vida para siempre, aunque no se pueda entender por qué.
Cogió la pelota verde y la plantó en el huertecillo que tenía en un extremo del jardín, junto a los tomates y las berenjenas. Y después enchufó la manguera y la regó generosamente. Y se sentó a esperar. Y esperó. Y esperó mucho tiempo. Y se hizo la noche. Y amaneció. Y se puso a llover, y después escampó y salió el sol y tras el muro del jardín apareció de pronto un arco iris que sólo era verde, muchas formas de verde, verde en todos los tonos.
Y una ramita verde y redonda empezó a asomar justo por encima de donde había plantado la pelota, que más que pelota debía ser una semilla enorme, que dio fruto.
Y el fruto creció. Y lo inundó todo.
21 noviembre 2007
17 noviembre 2007
En el pueblo
LLegué anoche. La casa estaba fria, muy fria. Encontré la llave de la escalera debajo del tapete como me había dicho mi madre. Al entrar al piso de arriba todo estaba en silencio y hacía aún más frio que en el patio. Es raro encontrar vacía esa casa que siempre ha estado habitada. Puse rápidamente la calefacción y después el brasero y me senté a la mesa camilla con el abrigo puesto. La noche fuera, helada.
Los fantasmas dormían en un rincón escondido del caserón. Hay fotos, de la gente que ha poblado la casa a lo largo de los años. Hay una foto de carnavales, un grupo de amigos de mi bisabuelo disfrazados de soldados franceses, con un caballo y todo. Pasa una cosa: las fotos antiguas se conservan mejor que las de ahora, hay algunas de los años setenta que están descoloridas y hechas una pena, y sin embargo las de principios de siglo se mantienen casi como si las acabaran de hacer, incluso tal vez han adquirido con el tiempo un encanto especial, con ese color pintado en sepia que hace que una no se canse de mirarlas...
Y... en el pueblo todo es lento. El ordenador de mi hermana no me deja subir imágenes!
Abajo está la cueva del fantasma Pablo, que sigué ahí después de tantos años, entre las tinajas. Al menos eso es lo que nos decían de pequeños, cuidado no bajéis a la cueva, que está el fantasma Pablo!. El pobre nunca da un ruido, permanece ahí, calladito, y pienso que siempre ha sido así de inofensivo, que si hubieramos bajado a verlo alguna vez nos habría agradecido la compañía contándonos hermosas historias de siglos pasados, de cuando el cura vivía en las habitaciones de abajo, tras esa puerta de piedra.
16 noviembre 2007
En tiempos de Mary Castaña
11 noviembre 2007
Dos vuelos y un reventón
Bueno! Pues ya estoy aquí. Después de dar unas cuantas vueltas por el mundo!
Primero Londres. Ha sido un viaje estupendo, una compañía insuperable, caminar y caminar por esa ciudad que me hipnotiza (por llamarlo de alguna manera). Un abrazo grande a mi hijo, un parque enorme lleno de ardillas, autobuses rojos, comida exótica. Sol y agua, noche y luces, sonrisas y risas, fumar en la calle. El río! Fuegos artificiales, trenes, túneles llenos de gente, el metro, fotos y fotos y fotos. Arte. Momias. Comprobar de que a pesar de estudiar inglés todo el verano no me ha servido para nada, y sólo acerté a decir al casero del irlandés que me alegraba de conocerlo, lo cual le hizo mucha gracia ( no sé por qué), hasta el punto de decirle a mi hijo que tenía una madre "very fanny" ( no sé si se pone así)...
El avión. Cuando ese trasto enorme se puso a acelerar para despegar, la encantadora Cu se entusiasmó:
- !QUÉ CAÑA!!
Buena frase para empezar el viaje. Era de noche, y la pobre se quedó sin poder ver las nubes desde arriba, bañadas por el sol. Pero no importó. La próxima vez será!
Encontramos al buscador y él nos encontró a nosotras, y fue un enorme placer conocerlo. Es un cielo de muchacho.
Y después, dos días muy cortos trabajando en mi nueva oficina y ala! al pueblo!
Así que como quien dice acabo de aterrizar.
Rápida crónica es esta. Pero es que es un poco tarde, y mañana empieza otra semana...
De camino al pueblo, reventón de rueda. No sabíamos cambiarla! Llegamos al pueblo con tres horas y media de retraso. Tardamos menos en llegar a Londres, a pesar de la espera en los aeropuertos!
Me siento bien. Tranquila. Y planeando próximos viajes, quién sabe, tal vez cruce el charco...
Buenas noches!
Ah! Mañana, ya con más tiempo, haré un video con unas cuantas fotos, que tengo un montón...
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