26 julio 2006

LLUVIA


Al despertar he notado que el agua chorreaba por las paredes de mi habitación, llovía a cántaros desde el techo y yo estaba empapada, mis zapatos flotaban a la deriva como si fueran lanchas fuera borda. El agua está fresquita y sólo me falta el sol bronceándome, porque aunque lucha por colarse a raudales por la ventana no encuentra sitio suficiente. Así que he guardado en el armario el bronceador, aunque por alguna extraña razón mi piel ha amanecido de un color dorado suave, como si en la noche se hubiesen colado unos traviesos rayos uva a través de las rendijas.

Nado hasta la cocina y me preparo un copioso desayuno que devoro instalada en mi silla de madera mecida por las olas. Me gusta mi casa húmeda y mi piel ya no parece ese desierto resquebrajado que semejaba hasta ahora. Y que me tenía bastante preocupada, todo hay que decirlo.
En la terraza he visto un pato que ha llegado volando de otras tierras y que me pide permiso para entrar. Le he dicho en su idioma que compartiría con él muy gustosa este lago cristalino que tengo por casa, pero que es mejor que siga su camino por otros lares, porque le faltaría espacio aquí dentro para sus vuelos mañaneros, y además no hay peces. Todavía... Se ha ido volando pero me ha prometido volver a visitarme la próxima primavera, antes de que el agua se haya evaporado del todo.
Y sigue lloviendo a mares.
Llega el agua justo hasta el borde de las ventanas y baja hasta la calle que ya se ha convertido en un río caudaloso por donde navegan los coches alegremente.
Me gustará ir nadando a trabajar esta mañana...

Ha llegado mi hijo chapoteando:
-Mamá! me acabo de terminar el libro!
-¿Qué libro?
-!La insoportable levedad del ser!

-Y te ha gustado?
-!Es la hostia!! - (con perdón)- Me voy a comprar todos los libros de Milan Kundera.


!DIOS MÍO!. Me da miedo lo que dice. Cuando leyó "El señor de los anillos" su vida cambió. Se metió en el ejército, a pesar de que yo le insistí en que no tenía nada que ver la idea romántica del guerrero de la tierra media con el soldadito español de a pie, ni todo ese mundo con el glorioso ejército español. Pero no hubo forma, es un cabezota.
Y cuando leyó "El Quijote" se dio cuenta de que su destino es recorrer el mundo desfaciendo entuertos, por lo que ha decidido salirse del ejército en dos años y apuntarse a una ONG y largarse al África o donde le manden.
Ahora ha leído a Milan Kundera y temo las consecuencias...
En fin, que me he ido corriente arriba nadandito al trabajo con una cierta preocupación. Hace un rato me ha llamado mi niño. Dice que se ha ido a la piscina, que se ha llevado "Drácula" para leer, porque no ha encontrado en casa otra cosa que le llamara.

DRACULA!!!

Menos mal que sigue lloviendo...





24 julio 2006

LAS JORNADAS

No tengo fotos. Me olvidé de la cámara en el último momento, con los nervios y las prisas. Pero me pasarán algunas.

Sábado, 22 de julio


20.00 h.
CUENTA - CUENTOS
Creaciones del aire de Lourdes García
"Tarde de cuentos e historias que yo me invento"

22.00 h.
PROYECCIÓN DE LOS CORTOS CINEMATOGRÁFICOS:
"Esposados" de Juan Carlos Fresnadillo, y
"La Casa Cerrada" de Juan Luis Fernández Hurtado (infanteño)

CHARLA - COLOQUIO.

Lugar: Auditorio Municipal "La Encarnación".

Dentro del programa de la semana cultural, la organización de la tarde de los cortos se le
encomendó a Pedro Mari Sánchez, junto con los demás organizadores habituales de este evento anual. El quiso mostrarnos un corto protagonizado por él y por Anabel Alonso, y además quiso incluir un trabajo realizado por gente del pueblo, y entre todos eligieron el nuestro, "La casa cerrada".
Fue todo un éxito. La sala donde se proyectarían se llenó por completo, es un antiguo convento que dejó de serlo hace mucho tiempo, y que se ha utilizado para diversos fines a lo largo de los años.
Pudimos ver el corto en pantalla grande, y escuchar los aplausos de todos los concurrentes. Y desués hubo un coloquio. Los participantes fueron Pedro Mari Sanchez, Juan Luis que es nuestro director, y mi hermana, una de las actrices principales. Pero lo mejor fue la aparición de mi madre, la otra protagonista, que a mitad de la charla decidio por propia iniciativa subirse al escenario y deleitarnos con sus palabras. Estuvo genial. Una escena talmente propia de Almodovar, esta mujer estupenda contándonos sus experiencias y sus recuerdos. Una aparición que todos aplaudieron y agradecieron y que puso una nota alegre y desenfadada a la tarde de cine.
Nuestro corto codeándose con un trabajo nominado a los oscar, premiado con un goya.
Por algo se empieza.

COMO MAMÁ- DIARIO DE RODAJE, 4ªPARTE

(Es el nuevo título de la segunda parte de nuestro corto "La casa cerrada".
Como el blog que hicimos expresamente para ese tema lo tenemos totalmente parado, copio aquí la última entrada. El corto ya está montado y lo veremos el viernes que viene en el pueblo, todos los que participamos, para echarle un primer vistazo y ver cómo está quedando. Le falta un poco, eso sí, concretamente el sonido, a la espera de que todos le hayamos dado el visto bueno a lo demás. El director quiere que le demos nuestra opinión, aunque él es el experto y nos parecerá bien, seguro. Ni que decir tiene que estamos deseando verlo. )



Jueves: Un acordeón y un jardín encantado.

Y así llegamos a un día mágico. El palacio parece la casa de Alí Babá, por todos los rincones te encuentras tesoros. Había que rodar un plano de recurso de Celestino cruzando el patio. Desde su despacho el señor Perete le oye y le llama para hacerle un encargo. Había que grabar al falso cubano deteniéndose en su camino para atender esa llamada. Y tenía que estar haciendo algo que tiene que interrumpir de pronto, y pensando pensando qué podía hacer, de pronto alguno de nosotros encontró un acordeón en una de las habitaciones. Era perfecto. Y preparamos la escena. Celestino salía al patio con ese cacharro tan curioso que se había agenciado, probando su música más contento que unas castañuelas, y ahí es donde encajamos la llamada de su jefe. Celestino deja contrariado el acordeón en un sillón del patio y acude rápido al requerimiento.















Esa misma mañana llamamos a la cubana para una escena preciosa en un cuarto de la plancha que se conserva tal como antaño lo usaba la costurera de la duquesa. La luz inundaba la habitación, una luz como de otros tiempos, cálida y suave como una pluma. Celestino espia detrás del quicio de una puerta a su amada secreta. Y se le acerca para invitarla a una fiesta íntima de cumpleaños. Está rodando el fotógrafo que se nos ofreció amablemente, hasta la tarde no tiene que grabar ninguna procesión (estamos en Semana Santa). Juan Luis casi no puede soportar no ser él quien ruede la escena, miramos todos en un monitor cómo se va desarrollando todo, y el día fuera está lleno de sol. A mi madre hoy le hemos dado un día de descanso, se lo merece después de tanto esfuerzo.















Hay otra escena de Celestino y la cubana en la cocina, una escena donde el cubanito se le insinúa con ganas mientras ella protesta, y mientras la esposa sensual del señor Perete les espía sin ser vista, rabiando de celos. Es una escena divertida que hay que repetir, tan difícil que Celestino casi tiene que hacer contorsiones para encajar en una pequeña rendija por donde se asoma Pilar, la morenaza celosa.
Es una mañana tranquila y productiva que nos resarce un poco de tanto contratiempo pasado.

Y entonces llegó la tarde del jardín...














( Espero algún día poder terminar este diario, cuando el calor me deje y tenga tiempo. Por ahora Madrid en verano me tiene las neuronas bastante perezosas, y sólo quiero que lleguen las vacaciones y largarme de aquí una temporadita, por ver si me espabilo un poco)

20 julio 2006

PIEDRAS!

Fue cuando el pintor se disponía a encalar la fachada. Estaba picando un poco para quitar la cal antigua desprendida cuando de repente se dio cuenta de que había piedra detrás de la cal. Se lo comentó a mis hermanos y ellos le dijeron que siguiera raspando, por curiosidad. Y las encontraron. Piedras y piedras y piedras. Y se pusieron todos a picar para sacarlas a la luz, y vieron un muro de sillería y a un lado otra parte con mampostería... Y encima de mi ventana un dintel. Y una fecha: 1759, grabada de forma un poco tosca en la piedra. Yo no estaba allí.
Mis hermanos se entusiasmaron con el descubrimiento y con cepillos y picos en mano ( o cualquier herramienta que valiese) se pusieron a rascar con ganas hasta que no pudieron más. Esto fue lo que vieron:
No se ve muy bien en las fotos. Pero hay una puerta que era la entrada original de la casa hace quién sabe cuánto tiempo, esas piedras llevan ocultas más de 200 años. Hubo en el pueblo un tiempo de epidemias y desde entonces el pueblo entero se encaló para evitar la propagación de las enfermedades. Ni se sabe cuántas de estas piedras siguen ocultas, cuántas se han destruido.
El fin de semana pasado yo también pude verlas, y agarré un cepillo de metal y me puse a rascar con fuerza para arrancar la cal, es una tarea difícil y penosa, y hemos visto que tenemos que pedir ayuda porque es una tarea demasiado ardua para nosotros.
Fuimos a llamar a un arquitecto que ha sido durante muchos años la persona que más se ha preocupado de conservar el patrimonio del pueblo y de evitar que se cometieran desmanes. Hace unos años que se ha jubilado y desgraciadamente eso se empieza a notar en el pueblo, porque no hay muchas personas con su sensibilidad y que tengan un conocimiento tan completo de la historia del pueblo. Y vino y nos dijo que lo que estamos haciendo es "una tarea encomiable", y nos dio una clase magistral de historia mientras toda la familia le escuchaba embobada.
Nos contó que en tiempos en el pueblo había cinco conventos, tres de frailes y dos de monjas, y además un cabildo parroquial que tenía 18 clérigos repartidos por todo el municipio cada uno en su respectiva casa. Y lo que nosotros hemos encontrado es la casa de uno de ellos.
!Mis habitaciones de verano eran la casa de un cura!. Porque la entrada da precisamente a mi cuarto y el de mis niños.
Hay un escudo que es de la orden de los caballeros de Cristo, una de las órdenes que se crearon cuando desapareció la de los templarios. Está medio tapado por el soporte del balcón que hay encima y que ahora hemos tenido que destruir para sacarlo a la luz.
Y bueno no quiero alargarme, que voy a aburrir al personal. Pero mañana vuelvo a mi casa, y veremos lo que dicen los del patrimonio, a ver si nos dan alguna subvención.
Es curioso lo que se esconde detrás de lo cotidiano, cómo la historia de repente reaparece allí junto a nosotros y nos sorprende. Y quisiera conocer ese pasado, y hacerme una idea de lo que en mi casa ha ocurrido a lo largo de los años, las gentes que han vivido en el mismo sitio que yo...


Y aquí os pongo un enlace por si alguien está interesado en conocer "mi ciudad". Estos días se celebrarán las jornadas literarias, y el sábado proyectaran uno de nuestros cortos... La primera parte. Mirad en " agenda cultural".

19 julio 2006

Beirut

He leido a mi amiga. Y es así, como ella lo cuenta...


Y por otro lado, porque en la vida caben muchas cosas, el día me ha traido un hermoso
regalo.

14 julio 2006

TAXI !!!!


Se acaba la semana. Se ha pasado volando, ni me he enterado. Luchando contra el calor. Apenas tengo tiempo fuera del trabajo, lo que quiera hacer lo tengo que hacer antes de las 11 y media de la mañana. Después paso todo el día en el trabajo, sin posibilidad de salir hasta las 8 de la tarde.En casa hace calor. Un calor asfixiante, así que como ya no podíamos aguantarlo más decidí comprar algún aparatejo que nos refrescara un poco la casa. Y allá que me fui a comprarlo a los grandes almacenes. Fue el miércoles, en ese ratito de mañana que cada día tengo tuve que hacer malabarismos para organizarme. Nada más levantarme arreglé la casa como pude, puse una lavadora, me duché, salí corriendo hacia el centro comercial, compré queso fresco, mermelada, galletas, moras, nata y gelatina de limón. Subí a la planta de arriba, compré el aparatejo que era enorme y pesaba lo suyo, salí cargada como un remolque a la calle y llamé a un taxi. Di mi dirección al taxista, el taxista empezó a despotricar y a nombrar a todos sus muertos y a ponerme verde, vivo muy cerquita de allí ( 15 minutos andando ).
-Qué pasa?-le dije- no le gusta el viaje?.
-Otro más como este y me jubilo- me dijo.
Y salió disparado calle alante como si tuviera la intención de estrellarse. Yo no me lo podía creer.
- Pero qué pasa?-le dije- Yo le pago el viaje y usted me lleva, es su trabajo. ¿O qué quería que hiciera, que me fuese andando cargada con este trasto?. Pues lo siento pero no sería capaz, no me queda más remedio que coger un taxi, y le ha tocado a usted. Ahora que si lo sé me busco a otro.
-Y qué se cree, que a los otros les iba a hacer gracia?... Maldita sea mi estampa!
Y pegó otro tremendo acelerón y yo pensé que moriría por el maldito trasto y por culpa de estos calores. Así que decidí cerrar la boca y no discutir más con ese elemento.
Llegué a casa ( viva aún), subí corriendo con el trasto, saqué el queso, la mermelada, la nata, las galletas, el molde... Hice una tarta de queso con mermelada de moras que me quedó estupenda,me tomé un café con leche frío, me fumé un cigarrillo y salí corriendo hacia el trabajo.

Era el cumpleaños de mi hijo.

Y a trabajar a trabajar a trabajar. Hablar y hablar y hablar y hablar con desconocidos.
Cuando salí de trabajar me fui corriendo otra vez al centro comercial para comprarle un regalo al chico, pero no fui capaz, porque nada más salir al calor de la calle empecé a sentirme mal, mareada, achicharrada, despistada y agotada.
De manera que decidí ir directamente a casa, tirarle de las orejas al niño ( 24 años), y comerme un pedacito de tarta con él.
Era demasiado tarde. El niño ya se había largado a celebrar el cumple con sus amigos.
Plof. Estaba reventada.
Y este es un ejemplo de cómo transcurren mis días en este Madrid.
La tarta la comimos ayer. A ratitos. Mi niño el pobre estaba un poco resacoso.

Ahora es viernes y me largo al pueblo. La semana pasada el albañil que está ayudándonos a pintar la fachada de la casa hizo un descubrimiento muuuuy interesante. Está encima de la ventana de mi cuarto y de la ventana de la habitación de mis hijos. Es un dintel de piedra de una puerta que ha quedado oculta. Y un escudo, y una fecha (1759). Y todo piedras alrededor.Dice mi familia que antaño en esas habitaciones habitaba un cura.

Haré fotos.
¿Verdad que necesito un cambio de aires?

11 julio 2006

CUPLEAÑOS


Asir a veces se pierde en la noche. Recorre mundos subterráneos donde el sol solo brilla en su mente soñadora. Duerme y sueña que la vida es de otro modo, que puede caminar de dia con los ojos muy abiertos y una sonrisa puesta que regala a todos sus iguales. Sueña que no hay gobiernos represivos, y que la vida se organiza con el consenso de todos, que cada uno es libre y respeta la libertad de los demás. Tiene un grito pugnando por salir de su garganta que no encuentra el camino, y por eso prefiere las sombras adornadas de risas forzadas, y se pasea por lugares cerrados llenos de música estridente, donde puede perderse.
Asir duerme de día cuando el descontento no le deja abrir los ojos. Busca caminos nuevos que explorar sin encontrar un sitio donde poder quedarse. Y aún cree en amores eternos, de esos que son inalcanzables, y así prefiere que sean. Porque si algún día se hicieran realidad les faltaría el encanto mágico de las leyendas.
Los años pasan y su deambular recuerda un poco la isla misteriosa de los indios de Peter Pan, instalada en una infancia eterna, y sólo le falta una campanilla juguetona que no le deje llorar nunca, que sepa alegrar sus tardes oníricas y acompañarle en esa rebeldía efímera y ligera.
Los años pasan y todo permanece inalterable, nada cambia. Su sueño recala en puertos atestados, donde no es posible encontrar ni un hueco. Y otras veces sueña que lucha contra piratas fieros y les persigue incansable a través de las sombras de la noche.
Pero en el camino ha encontrado un pez que vive en el aire. Una especie de sirena ajada que le acompaña siempre. Y Asir se ha amoldado a ella y ha acabado por aceptarla como compañera.
Y de cuando en cuando la deja caminar a su lado.
Para no sentirse tan solo.
Felicidades, Asir.
Compañero.

07 julio 2006

Fulanita de Tal

A Fulanita no le gustan los gatos. Se le erizan los pelillos de sus brazos cuando divisa a alguno a lo lejos. Su pelo rizado y negro la precede si llega caminando a tu encuentro. La envuelve como un manto de virgen dándole un alo de misterio y de bruja encantadora.

Fulanita es mi amiga de siempre. Es un torbellino cantarín y ruidoso y desprende alegría y entusiasmo por la vida allá donde va. Su compañía es una fiesta. Le gusta la vida.

Baila como una gitanilla en cuanto una música le llega a los oídos. Ella es música toda.

Cuando toca el piano sus dedos se mueven ágiles sobre las teclas y te hace sentir como si estuvieras dentro de una película de los años treinta, en un cabaret de París, por ejemplo.

Es fácil verla enamorarse de una tarde cualquiera, y en las noches de jarana es el alma de la fiesta, y la disfruta y sus ojos te miran con una expresión misteriosa y traviesa.

Dan ganas a veces de abrazarla y de no parar de mirarla. Y cuando está no quieres que se vaya nunca, es un como un hogar cálido donde reposar de los avatares del día.

Fulanita escribe. Tiene un estilo propio, como si escribir fuese un invento de ella.

Y no le gustan los gatos.

Yo la he visto bailar sobre una mesa de bar con la copa en la mano. Con su melena suelta arrasando el local como si no tuviera sitio suficiente.

Y la he visto durmiendo como un bebé con cara de no haber roto un plato en su vida. A pesar de que a veces se le haya escapado alguno de la mano.

Tiene sus momentos. De cuando en cuando se aleja, porque otra historia reclama toda su atención y parece de pronto que te ha olvidado. Pero no se da cuenta. No se da cuenta y luego vuelve y te manda una sonrisa con cara de buena y entonces se te olvida que alguna vez se ha ido.

Y así me gusta que siga siendo.
Y que siempre regrese.

06 julio 2006

EL AÑO DE LOS GATOS

Yo era libre, más libre que ahora. Era un poco loca. Mis hijos eran pequeños y yo tenía que estar siempre pendiente de ellos. Y lo estaba. Pero a la vez tenía mil historias viviendo en mi cabeza poblada de pájaros voladores, que me hacían sentir el vértigo continuamente y estar alerta. A mil ojos y mil manos y mil miradas que me lanzaban a maravillosos precipicios en los que no me importaba lanzarme como una flecha.
Y el corral de mi casa estaba poblado de gatos. Eran gatos salvajes, que vivían de sobras y de ratoncitos camperos que no faltaban viviendo entre las ruinas. Aún por entonces quedaba alguna pared en pie en lo que fue un corral lleno de vida un tiempo, donde hubo incluso una carpintería durante muchos años, y dos o tres cuadras que antaño eran de caballería, como corresponde a un lugar manchego como ese.
En el año de los gatos la carpintería había desaparecido, y los edificios blancos del corral se caían a cachos y de vez en cuando se desparramaba una pared encima de la familia gatuna, que sufría desafortunadas bajas con frecuencia. Los gatos morían aplastados, pero de alguna forma su número no disminuía.
Los gatos a veces se colaban en nuestra casa por la puerta de servicio. Intentaban robar alguna que otra vianda que por despiste dejábamos por allí olvidada.
Y yo los miraba mientras soñaba con mi última aventura de verano, y me parecían cómplices, no sé muy bien por qué.
El día era para mis niños, y mis baños, y mi tarea de cocinera de familia numerosa. Pero las noches esperadas eran largas y mágicas. Aquél fue un verano que viví intensamente.
Creo que debía ser más o menos el año 1987...
Ya no hay gatos. Han desaparecido. Cayeron todos bajo los escombros. El corral es una ruina, ya no queda ni una pared en pie.
Mis niños son mayores y ya no me necesitan. Tengo todo el tiempo del mundo (cuando estoy de vacaciones), pero algo ha cambiado. También los pájaros parecen haber volado de mi cabeza. Y cada vez me apetece menos lanzarme a ningún precipicio, y cada vez me apetece más reposar tumbada en un sofá dormitando.
Es una pena.
Un día de estos me compraré un gato, o recogeré de la calle uno que parezca abandonado.
Un día de estos me tocará la lotería y podré arreglar el corral, y llenarlo otra vez de edificios encalados. Arreglaré los tejados de toda la casa. Y compraré muebles nuevos que parezcan viejos. Llenaré todos los jarrones con rosas y claveles y haré que suene una hermosa música en todas las estancias.
Haré un viaje a las islas griegas. Tal vez visite Estambul. Dicen que es una ciudad preciosa.
Volveré a enamorarme de las miradas cómplices.
Un día...










Me repito. Ya lo sé.

05 julio 2006

UN DÍA TONTO


Hoy es uno de esos días. Esos días en que me levanto y me parece que todo lo hago mal, y no doy pie con bola, y una pereza descomunal me hace mover como un oso perezoso, de movimientos lentos y torpes. Y voy dando tumbos sin ton ni son y se pasan los minutos sin hacer nada productivo. Intento una cosa y doy marcha atrás, y doy vueltas y vueltas. Y pienso: voy a ir a la piscina, pero se me hace tarde buscando las cosas. Bueno, pues aprovecho y me pongo a cocinar un plato rico y exótico. Pero no se me ocurre nada. Cuezo un arroz basmati y luego no sé qué ponerle. Al final le añado melocotón y pasas y manzana y cebolla y zanahoria y un poco de curry y cominos y lo meto en un taper. Y ya es hora de ir a trabajar. Se me hace tarde. No sé cómo expulsar este demonio que me come por dentro y no me deja avanzar.
Es un fantasma que intento alejar escribiendo tonterías.
Espero que se enderece la mañana. Y que al final del día, cuando vuelva a casa, todo lo vea distinto, y que haya desaparecido este extraño desánimo.
Me voy.

02 julio 2006

LUNA NARANJA


Vuelvo a la hora de dormir.
En algún lugar debe ser fiesta, se oyen fuegos artificiales a lo lejos.
Me recibe el calor de Julio, implacable en esta ciudad que nunca duerme.
Mañana me cegará la luz, en estas calles polvorientas
y llenas de chirriantes estruendos.

Aquí no hay silencio posible.
Por eso llegar de noche se agradece, se refugia una entre sábanas
y en el sueño reparador se olvida por un momento la realidad.

Después, cuando el día empieza, todo se ve de otra manera.

Ahora, a pesar del calor, cerraremos los ojos.
Tal vez sueñe que vuelo cerca de una luna de color naranja.

Hasta mañana...