13 diciembre 2006
CÓSEME EL PANTALÓN
Viene Sebastián con un pantalón nuevo.
Se lo ha comprado en un rastrillo que había en la Plaza Vieja. Esa plaza donde cada noche una gaviota perdida viene a recoger la escarcha que se posa en la estatua del centro. Nadie sabe de dónde vino la gaviota, tal vez llegó prendida sin querer en aquella barca que el vecino Miguel se llevó el último verano al mar. Nadie en el pueblo entiende por qué Miguel se ha comprado una barca. Si aquí no hay ni un pequeño charco en 200 km a la redonda...
Esta mañana la plaza estaba de fiesta. Había payasos saltarines haciendo reír a los presentes, y un puesto de palomitas que volaban alegres a la caza de los niños despistados. Había unos músicos tocando el tambor mientras una cabra loca hacía piruetas al son de la melodía. Y puestos de bizcochos calientes, y de figuritas de mazapán. Y una jaima donde un delicioso té de hierbas se cocía al sol.
Sebastián se ha comprado unos pantalones a rayas. Verdes, azules y amarillas. Un pantalón risueño como pocos. Le está tan largo que no sabía si comprarse unos zancos o adaptarlo a la medida de sus piernas (un poco cortas, por cierto...)
Yo le he dicho:
- Si quieres te lo coso, Sebastián. No sea que te subas a los zancos y acabes haciendo surcos en la tierra de tu jardín con las narices...
Y me ha dicho que sí. Que mejor se lo cosiera para poder vestirse de titiritero en el próximo carnaval, que será a finales de febrero.
He sacado del arcón mi costurero de madera con incrustaciones de madreselva. Aquél que me regaló mi abuela una primavera antes de que las nubes blancas se la llevaran para siempre a yo no sé qué lejano lugar...
No sabía con qué color de hilo debía coserlo. Tiene mi costurero hilos de todos los colores, y en un bolsillo creo que aún vive un gnomo muy pequeño que se permite dar consejos a diestro y siniestro. Eso explica por qué de repente un hilo de color morado me ha saltado a la cara alegremente nada más abrir la tapa, inexplicablemente ya enhebrado en una aguja de plata muy brillante. Y sin más me he puesto a coser.
Sebastián me miraba absorto mientras yo iba dando puntadas. Me ha dicho: ¿dónde has aprendido a coser, que se te da tan bien?
Después se ha probado los pantalones. Y le quedaban bien. Le quedaban tan bien que el loro de la vecina se ha puesto a dar gritos desde la ventana, abriendo mucho el pico:
-!ESTÁS GUAPO SEBASTIÁN!, ¡ESTÁS GUAPO SEBASTIÁN!
Hasta que me he cansado de oírlo y le he tirado un carrete de hilo directo al pico por ver si se callaba, mientras Sebastián se reía a carcajadas y daba volteretas con sus pantalones nuevos...
Ahora que he terminado, me iré a la plaza vieja a comprar una tarta de manzanas. No sé por qué, pero ahora me apetece un dulce...
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sencillez descriptiva....
ResponderEliminarEl loro es un puntazo...
ResponderEliminarQuien diria que subir la pernera de u pantalón fuera una cosa tan bonita, tan evocadora....tienes talento
ResponderEliminarMuchas gracias por este ratito tan sereno, tan evocador (yo tambien tengo el costurero de mi abuela) te leeré a menudo, has sido todo un descubrimiento.
Hola ajo, no suelo ponerte comentarios ya lo sabes, pero siempre me dejas atontada con tus historias, me enctanta como escribes wapisima mia, y el loro como dice fulanytadetal es un puntazo.
ResponderEliminaryo no necesito la tarta, el dulce ya lo has puesto tú ;)
ResponderEliminar¡Qué bonito! ahora le pones tus dibujos de mandalas ¡y al mundo!
Muchos besos ¡genia!
Pues hija vales para un roto igual que para un descosido, como molas. ¿De verdad te apetece mas dulce que el que se avecina...?
ResponderEliminarQue estoy yo últimamente muy despistada a la hora de contestar a los que me comentan!
ResponderEliminarPero lo leo todo y me alegra mucho veros por aquí y os mando muchos besos a todos. Y ahora es muy tarde pero mañana estaré menos despistada y os contestaré más.
Que muchas gracias!
No se pueden poner comentarios?
ResponderEliminarHe querido dejar uno en otro blog y no hay manera!
Me ha gustado mucho tu relato, pero me ha gustado más el espiritu de tu relato, pero lo que más me ha gustado es el espiritu que hay detrás del espiritu del relato.
ResponderEliminarsí, como coser y cantar.
Algo está pasando con los blogs beta creo, a mí me ha pasado lo mismo con varios de ellos.
ResponderEliminarPor cierto, que a mí también me apetece un dulce, bueno, como siempre! (golosa que es una).
Y coser... menos mal que las madres, aunque estén lejos, siempre te pueden dar un par de puntadas... o algún amable caballero... Qué le voy a hacer, yo sólo sé coser personas y aunque haya quien diga que sí, creedme, no tiene nada que ver.
Besos.
Que bien te ha sentado el cambio de look, me da como que has estado un poco buscando el rumbo.
ResponderEliminarOtra vez esa chispa que me emamoró de tu blog y tus palabras. Bonita historia, igual que el costurero de tu abuela. Besos.
Para los blog "beta" intentad poner el usuario y clave que tengáis de una cuenta "gmail", así funcionan :)
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