27 marzo 2007
Fisioterapia
Esta mañana he tenido que ir al fisioterapeuta. Qué le vamos a hacer, mis huesecillos se están resintiendo de tantas horas de sentada frente al ordenador. Tengo la cadera derecha anquilosada y el cuello que parece el palo de una escoba, de tenso. Así que allá que me he ido. He llegado tarde... la culpa ha sido de la lluvia, que ha puesto Madrid patas arriba. Al llegar he escurrido bien el paragüas y lo estaba dejando en el paragüero cuando ha llegado el doctor y yo le he mirado contrita: Perdón, llego tarde, la lluvia, ya sabe...
No me ha hecho mucho caso: bueno, pasa pasa, mi niña. ¿Mi niña? Me ha llamado "mi niña"!. Eso me ha mosqueao un poco, pero lo he dejado pasar, serán excentricidades de médico, me he dicho. Y he pasado a su despacho.
-Bueno, a ver qué tenemos aquí... Has venido más veces?
-Sí, vine más o menos en julio.
Me ha mirado con el ceño fruncido.
-!En julio!
Y mientras se levantaba me iba diciendo...
-En julio, eso no puede ser, eso no puede ser, no puedes estar aquí siempre.
Se levanta y dice que va a buscar mi historial, mientras yo pienso que tiene razón, no debería estar aquí siempre, mis huesos deberían estar bien, soy joven, qué caramba...
Pero no era eso. Ya en la puerta va y dice: "que esto no lo puede soportar el sistema"
Y ha salido del despacho. Uy, ahí ya me estaba yo escamando. ¿qué ha querido decir con eso?- me preguntaba yo- pensará que soy una cuentista, o algo?...
Ha vuelto con el historial.
-¡Es verdad! En julio estuviste aquí, niña (otra vez niña!). No, no, no, no. Esto no puede ser. Esto le sale caro al sistema, mujer. Pero qué estás haciendo? A ver, qué te duele?
Yo le miraba un poco asustada y quería contarle lo mal que lo paso cada vez que me levanto de la silla y renqueo como una sirena varada, o como un pato mareao, y que precisamente así estoy muchas veces, mareada como un pato, porque las cervicales mías ya no me sostienen, y me duele la cabeza, y... Pero jolín, ya no me atrevía a decirle nada, me daba a mí en la nariz que me mandaría a la porra si empezaba a quejarme...
-La cadera derecha, me duele la cadera...
Dice de pronto, con las manos en la cabeza:
- ¿Y qué hacemos contigo ahora? Eh, mi niña?. Qué hacemos contigo!
Yo no sabía que decirle.
- No sé... (con un poco de miedo)
- Ya sé. Voy a pasar de tí.
Horror! Yo que venía deseando un masajito reparador, con la falta que me hace! Mi gozo en un pozo...
- A ver, mi niña, cómo te llamas?
Sin esperar respuesta, coge mi historial, se quita las gafas y se acerca el papel a un centímetro escaso de su ojo izquierdo. ( Lo que faltaba, está miope perdido...)
Ya estaba yo pensando "pero en manos de qué clase de loco me estoy poniendo yo, dios mio?"
Me mira otra vez de hito en hito.
En ese mometo rechazo el sentimiento de culpabilidad que está acechándome y pienso que debería levantarme de inmediato y salir pitando de allí, y se lo digo:
- No, si le parece tan mal que esté aquí, me voy ahora mismo...
-No, mi niña! No!. Verás: te daremos sesiones de rayos durante diez días. Eso haremos. Pero no puedes seguir así!! Tienes que hacer ejercicio!
- Ya lo sé, ya, pero es que tengo un trabajo muy sedentario y tan estresante que cuando salgo no me quedan fuerzas para hacer nada...
En qué hora. Con tono burlón, mi doctor House particular se pone a canturrear:
- La pobre niña, la pobre niña, tiene un trabajo extresante y se cansa! Se cansa! Anda ven para acá, ven a la camilla y túmbate, que te vamos a dar rayos...
Me conduce a la sala de fuera donde hay un biombo y tras él unas camillas y unas lámparas de rayos microondas y algunas pacientes en plena sesión.
-Ven para acá, niña, quítate la ropa de arriba, bájate el pantalón. Te pondré dos lamparitas de estas. Una aquí, a la altura de las cervicales, otra en la cadera.
Me tumbo y se pone a trastear un poquito en mi espalda para ver cómo están mis huesos.
(Ay, sí, un masaje, pienso yo, dolorida) pero no, deja las lámparas y me dice que tengo que estar 15 minutos.
- Si te quemas, me llamas! Ahora voy a poner los biombos estos de manera que se pueda preservar tu intimidad, que eso es muy importante, no te vayan a ver los pacientes que pasan por aquí...
Y se va y me deja con las lámparas rojas apuntando a mi espalda. Y al rato noto que quema un poquillo, pero el doctor se ha ido y no sé cómo llamarle y además estoy cansada de que me eche la bronca, así que me callo, y al rato veo que ya no me quema nada. Le oigo hablar detrás del biombo con un caballero que ronda por allí:
- No mire usted a las pacientes, hombre!
- No, si yo no miro- dice el otro.
-Mire usted, el mes pasado le dije lo mismo a otro que andaba por aquí y me denunció! Yo lo digo por el bien de las clientes! Hay que preservar su intimidad!
Pasé de él y me dediqué a relajarme en la camilla. Mientras, oía la conversación de otras dos pacientes que había cerca:
- ¿Por qué será que todos los médicos buenos tienen mal carácter?- decía una.
Y yo me acordaba de House todo el rato. Y cuando después de pasada media hora no venía a quitarme los rayos y ya me empezaba a mosquear a punto estuve de llamarle de esa manera.
-Eh, doctor House, que ya ha pasado el tiempo! Me voy ya?
Pero no me he atrevido.
Cuando ha vuelto, se ha dado cuenta de que por un lado se había quedado mi habitáculo mal cerrado.
-Vaya! No hemos preservado tu intimidad, mi niña! Lo siento mucho, la próxima vez lo haremos bien! Y ya sabes, mañana aquí a la misma hora! Y a hacer ejercicio!!
He salido de allí un pelín mareada. Veremos cómo se da la cosa mañana...
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Pero de dónde ha salido este tio??? supongo que es del "seguro" porque si pagaras tu hubiera dicho que tienes que ir como poco 2 veces al mes ¡si lo sabré yo! pero qué pandaaaaa. Dan ganas de ir y abofetear al House ese. Los masajes tendrían que entrar en el seguro y habría muchas menos bajas, pero claro... si no les da ni para contratar a más personal médico.
ResponderEliminarCuídate "mi niña" (jijiji) y no te dejes amilanar.
Besos!
AGGGGGGG, que horror!!!.
ResponderEliminarSi es que algunos médicos se creen dioses, no similan que ya no son los gurús de la tribu...pero este en concreto es para meterle un puro, por maleducado; por mucho que respete la intimidad.
No sé yo si llamar fisioterapia a los "rayos" por muy celestes que sean, ni docto al "cantamañanas", ni "mi niña" al dolor por muy acogedor que parezca.
ResponderEliminarCuidate.
Besotes