13 abril 2007
Mariposas
Mañana de viernes. Hoy no trabajo. Está nublado, la primavera remolona se retrasa, la lluvia inundó mi pueblo esta semana santa y se quedaron en el tintero mis ganas de tragarme el campo y caminar entre verdes. El viernes santo no salió la procesión de la mañana, hacía 52 años desde la última vez que esa procesión se quedaba encerrada, yo no recuerdo en toda mi vida una semana santa sin procesión.
En las mañanas de viernes santo, por lo general iluminadas por el sol, ocurre un suceso extraño donde los haya en mi pueblo. En la plaza de Santo Domingo tienen lugar "los pasos". Es un saludo entre la madre y su hijo a punto de morir, las dos carrozas se acercan y se quedan unos minutos enfrentadas, la virgen llora. Lleva puesto un manto larguísimo adornado con hilos de oro. Y el sol le da de lleno. En ese momento, no se sabe por qué, un montón de mariposas blancas se acercan a ella y se posan en el manto. Mariposas blancas. Mi padre no se perdía ese acontecimiento ningún viernes santo. Salía de casa con su mejor traje y se encaminaba a la plaza, llena de gente, abarrotada. Vamos a ver las mariposas, decía... buscaba el mejor sitio y se quedaba mirando embobado. Los últimos años yo le acompañaba:
- Ya verás las mariposas...
Yo no soy nada devota, la verdad. No entiendo lo que pasa y me imagino que debe ser cosa del sol, y del brillo del oro en el manto de la virgen. Pero es algo que llama la atención. Y es verdad que llegan las mariposas, que no se sabe de dónde salen porque hasta ese momento no se ha visto ninguna por allí. Es extraño y hermoso.
Mi padre ya no está. Y este año tampoco estaba el sol, ni las mariposas. Sólo la lluvia, que consiguió detener el tiempo, borrar el sonido de los tambores, la imagen de mi padre con los ojos muy abiertos mirando hacia el cielo. Los años pasados que ya no volverán.
Miro por la ventana y no veo nubes, pero están ahí, porque no hay sol. Es una mañana gris de abril. Sin lluvia todavía...
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A los 12 años yo tenía una pandilla de amigos bastante maja. Nos reuníamos en la plaza a contarnos chistes. Éramos tímidas nosotras con ello...
qué preciosidad, esto que cuentas, Mariajo :). Me encanta conocer esa historia de las mariposas blancas :).
ResponderEliminarBesos primaverales, que aquí va llegando la nueva estación, pero despacito, despacito..., os está esperando a vosotras para despuntar!
Qué bonito sí, aunque no seamos devotas.
ResponderEliminar¿Se acercarán a las flores? Ya sabemos de donde te viene ese ojo para lo hermoso ;)
Besos primaverales, con astenia y todo
Casi prefiero creer en mariposas que en un Dios. Muy bonita historia. Nada vuelve, es verdad, pero aun quedan muchas cosas por llegar
ResponderEliminarBesos
Qué historia tan bonita!!!! Me has emocionado...por lo que cuentas de las mariposas y de tu padre.
ResponderEliminarBesos primaverales (por fin ha salido el sol)
me repito pero esque la historia es preciosa.
ResponderEliminarY la lluvia sin embargo a mi en Madrid me he prporcionado una de mis mejores Semanas Santas.
Que cosas....voy a verte las fotos
siux: ya llega la primavera lluviosa a ratos y caprichosa otros. Estás ya recuperada?
ResponderEliminarTha: Supongo que sí, que serán las flores. Besos!
Alvaro: yo también prefiero creer en mariposas. A ver si es verdad que hay muchas cosas por llegar, y que sean buenas. Besos también.
Pilar: si que ha salido el sol, pero también llueve de vez en cuando... nos vemos pronto. :)
Carlos: ayer lo de las fotos no se podía ver, no sé por qué, pero hoy ya parece que sí... Ya tomé nota de tu mail. Un beso!