1
... El pasado, mientras era el presente, lo vivimos sin tener conciencia de que un día sería un tiempo irreal, solo un recuerdo. Y mientras lo vivíamos nunca imaginamos que después parecería un sueño. Casi sin consistencia. Una fantasía efímera, algo así como un cuento de hadas, una leyenda.
Las distancias, en el tiempo, son enormes...
Escribo esto pensando en el verano de...tal vez el 74, más o menos. Un verano que recuerdo de color amarillo, curiosamente. Un verano de tormentas y polvo que cubría las calles y que debía llegar de algún desierto lejano. El cielo plomizo y ocre, bolas de paja rodando por el suelo empujadas por el persistente viento... Tal como las hemos visto siempre en las pelis del oeste.
Yo aprendía en aquellos días a tocar la guitarra, y estudiaba latín en el mismo lugar en que años atrás murió Quevedo.
2
Una casita al lado del mar.
Aislada, no en medio de ninguna urbanización. Como algunas que vimos en Formentera. Escuchar música y escribir al atardecer.
3
Mamá regando las macetas en el patio. Y mientras riega, canta, y la hiedra se va poblando de pajarillos perdidos.
Después, cocinamos juntas. Y cantamos juntas.
Y llega la tarde, tranquilamente.
verano del 74, geranios, juegos en la calle, bañarse en el río, lecturas... ¿qué leía entonces, los cinco?.
ResponderEliminarSigue escribiendo, esto promete.
Besos
Los cinco, los siete secretos, Torres de Malory... Yo soy un poco mayor que tu, y andaba enamoriscada...
ResponderEliminarUn beso!!!
Me gusta como escribes y tus fotos, te seguiré. hasta pronto. Soy Rosario de Almeria.
ResponderEliminarBienvenida Rosario!
ResponderEliminarMuchas gracias.
Yo también leía Los Cinco!!!, aunq algunos años después ;))
ResponderEliminarBesazos nena