El miércoles el día amaneció gris y tristón. Por la mañana llamé a Cristina para concretar la hora en que debíamos seguir con el rodaje. Estábamos todos cansados pero contentos del trabajo del día anterior, que había salido redondo, y teníamos ganas de empezar la jornada en el punto que la habíamos dejado. Pero la voz de Cristina sonaba preocupada y me dió malas noticias. Muy malas. La grabación de ayer estaba mal, las imágenes no se veían apenas, se entrecortaban y todo estaba estropeado. Juan Luis llevaba desde primera hora de la mañana intentando recuperar esas imágenes, viajó a Valdepeñas con la cámara para ver si se podía hacer algo. Pero la cámara, que el día anterior parecía estar bien, estaba rota sin remedio. Poco a poco se había ido resintiendo del golpe del primer día, cuando cayó al suelo de repente. Las nueve o diez horas del trabajo del día anterior se habían perdido. No podíamos seguir, no teníamos cámara. Mientras el dire volvía nos reunimos todos a esperarlo en el bar de la plaza. Anonadados, bloqueados, chafados. No podíamos creer que todo fuera a quedar paralizado de repente. Nos mirábamos unos a otros sin saber qué decirnos. Pero poco a poco fuimos reaccionando. Coincidíamos en que había que encontrar una solución. La que fuese. Debíamos continuar, aunque Juan Luis nos dijera por teléfono que no había nada que hacer, que todo estaba perdido. Yo no podía asimilarlo. Empecé a sentirme mal, me mareaba, no podía ni respirar bien y tenía una presión en el pecho igual que cuando mis malos tiempos con las crisis de ansiedad. Me fui a mi casa sin decir nada, sin poder mirar a los demás. Después me llamaron. Juan Luis había vuelto y se dió cuenta de que no podía dejar así las cosas, no podía defraudar a toda la gente que estaba implicada en el asunto. Llamaron a Madrid para ver si se podía alquilar una cámara, pero era difícil conseguirla con tan poco tiempo. Entonces pensaron en uno de los fotógrafos del pueblo y se fueron a hablar con él, y aunque Juan Luis ni le conocía se prestó enseguida a ayudarnos. Podría empezar por la tarde, pero tendría que grabar él, porque nuestro dire no quería cargar con la responsabilidad de manejar una cámara que no era suya. Respiramos un poco. Pero había que repetir todas las escenas del día anterior, y el tiempo había cambiado, en lugar del sol radiante que había lucido el martes, teníamos un día lleno de nubes y amenaza de lluvia, y el ánimo mucho menos risueño, despues de todo lo que había pasado...Y el cansancio.
Hubo que repetir la escena del baño de almendras, y la cena. Repetir la cena y que saliera igual que el día anterior era imposible. Pero todos nos esforzamos lo que pudimos, y aunque no fue ya lo mismo tambíen salió bien, a pesar de todo. Con dificultades añadidas, claro, porque el fotógrafo en cuestión no tenía experiencia en ese tipo de grabaciones, lo suyo eran los reportajes de boda y cosas por el estilo, algo que no tiene nada que ver con el lenguaje del cine. Y todo era más lento, porque Juan Luis tenía que ir explicandole toma por toma lo que quería, y no es fácil.
Habíamos perdido un día, cuando ya de antemano teníamos poco tiempo. Había que terminar en una semana, la que todos teníamos de vacaciones. Después de eso, reunir a todos otra vez en el pueblo sería mucho más complicado. Así que había que trabajar sin descanso.
Había más complicaciones, además. Mi madre siempre ha sido una persona fuerte, no es frecuente oirla quejarse de nada. Pero justo esos días había empezado a tener dolores en una pierna, el médico dijo que era lumbago. Y en el palacio hacía frio, y no había luz, ni siquiera un cuarto de baño (todos los que había están desmantelados porque van a convertirlo en un hotel). Y allí en esas condiciones tenía que cambiarse de ropa para cada escena, y se negaba a abandonar a pesar de todo. Yo la ayudaba y sufria al verla así. Pero tiene una voluntad de hierro, y además disfrutaba y se buscó sus mañas para no salir malparada.
Fué un día duro pero salimos adelante, y el rodaje continuaba...A buen ritmo.
Vaya putadas del destino. Pero, no sé por qué, me da la sensación de que esto va a salir bien...Tiene que salir bien.
ResponderEliminarEspero con ansiedad la cuarta parte.Y más fotos.
Un beso, artista.
el final será bonito , lo sé.... hoy tengo a aMario todo pesadumbroso , porque la lluvia a suspendido su rodaje de hoy..
ResponderEliminara ver si pronto te vemos en la gran pantalla.
un beso
Me alegra ver que sigues ahí. Y me tienes enganchadito a las peripecias del rodaje...
ResponderEliminarUn saludo. (Hoy hace un bochornazo que no es normal: ¿tormenta antes de que caiga el día? Ve a saber... No sé si llevarme paraguas...)
Va muy bien tu narración sobre el rodaje, yo que lo he vivido lo vuelvo a revivir casi más intensamente (soy Cristina) y hasta me has emocionado... Ay que ver lo que vales amiga!...
ResponderEliminarTienes razón, Pilar, esto tiene que salir bien, y ahora toca esperar el montaje, que será complicado y tal vez lento, pero se acabará.
ResponderEliminarLolita, así que Mario también anda de rodajes, tienes que contarlo...
Pues sí, fnaranjo, hoy ha sido un día raro, con el sol picando y hasta unas gotas de lluvia, sin llegar a tormenta. Ah! Creo que era hoy cuando pasaban ese programa en la sexta...¿verdad?.
Cristina! Mira quién asoma por aquí!. Me alegro que te guste el relato que voy haciendo de nuestras peripecias, y espero que al dire también...
Besotes para todos!
Biennnn ya estás ahí contando. Claro que todo saldrá bien, si se ve venir...
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