Son las 12,30 de la noche y estoy agotada. He dormido apenas 6 horas en dos días. Dos días intensos y repletos de acontecimientos desbordándose por todas las dimensiones que conforman este espacio donde habito.
Hoy ha llovido sobre Madrid. El cielo se ha descargado como si estuviera acumulando una tensión infinita que ya no pudiera contener. Como queriendo limpiar las calles de esa bruma hinchada de humores enrarecidos. Después de la tempestad viene la calma...
Ahora, después de esa catarsis, el aire se vuelve más respirable.
Algo así me ha pasado a mí también al mismo tiempo. También yo he ido acumulando tensiones de las que por momentos no sabía cómo liberarme.
He aprendido cosas estos dos días.
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