Salía todas las tardes a eso de las seis, salía a dar un largo paseo por los caminos bordeados de árboles. Y ya que salía, lo hacía a lo grande. Se subía a lo alto del pajar, al ventanuco de arriba arriba, asomaba las greñas poco a poco y pegaba un salto gritando: !Por Tutatiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis!!
Y venía a aterrizar en el montón de heno que había debajo, asustando a las gallinas del corral y haciendo ladrar al perro, que por más que presenciara semejante espectáculo todas las tardes no acababa de acostumbrarse. Se le quedaban a la muchacha los pelos crespos y alborotados, y llenos de paja, y a veces algún saltamontes. Esos pelos del color del fuego que le llegaban a los hombros cuando no estaban de punta.
Se llamaba Margarita. Odiaba su nombre, por supuesto, pero no tenía otro. Se empeñaba en ponerse otros nombres de vez en cuando, pero la gente se negaba a usarlos cuando la llamaban, y con Margarita se quedaba, para consternación suya. Un día de estos, pensaba, un día de estos dejaré de responder por siempre jamás cuando me llamen de esa manera, y me callaré la boca hasta que no me llamen como yo quiero, ea (expresión muy utilizada por esas tierras donde habitaba). Lo malo es que no sabía aún cómo quería llamarse. Pero algún día lo sabría, seguro!
La tierra era roja alrededor de la granja. La hierba verde. Los tomates, rojos. Y azul el agua del río, cuando había agua, claro. Y Margarita se echaba a correr entre el verde, el rojo y el azul como si tuviera prisa, y cantaba. Cantaba mal, por cierto. Decía la gente que gracias a ella todavía caía agua del cielo de vez en cuando. Pero a ella no le importaba. Le gustaba tanto cantar!
Esa tarde iba ella tarareando la canción de la Tarara (la tarara, si, la tarara no...), cuando de repente le cayó una piña en la cabeza, con todos sus piñones.
- !Mierda!- gritó. Y miró hacia arriba, a la copa de un pino verde que tenía detrás. Y lo vio. Era un zagal negro de pelo, moreno de piel, descalzo y desgreñado, y se reía a carcajadas.
- !Eres idiota! !Idiota completamente! Baja que te arreo! Que me has hecho un chichón, puñetero!
La verdad es que Margarita, fina, fina, lo que se dice fina, no lo era mucho.
El zagal se reía cada vez más a gusto. Y no contento con eso, va el muy gamberro, agarra otra piña y ¡zás! se la vuelve a tirar a la pobre muchacha. Que en realidad no era una pobre muchacha, sino una verdadera amazona que adoraba a Tutatis y que tenía un carácter, digamos, de agárrate y no te menees.
Se puso Margarita roja de ira, se abalanzó al árbol y empezó a escalar el tronco como Juan por su casa, y llegó a la rama donde estaba el muchachuelo antes de que este acertara a saber lo que se le venía encima. Y lo agarró de los pelos negros, y tiró de ellos con tanta fuerza que fue a caer como un plomo a los pies del pino. Y esta vez fue él el que se puso a dar gritos, o más bien a berrear, como un cerdo cuando lo sacrifican. Y con una fuerza tal, que todos los pajarillos en 2 km a la redonda huyeron despavoridos al oírlo, y no volvieron hasta un mes después, con lo cual se quedó el campo triste triste y silencioso todo ese tiempo, como si se hubiera acabado el mundo.
Continuará... 2ªparte
Se admiten continuaciones, si alguien se anima.
A ver si me entero, hablas de Maru??? ;)) jajjaja. Tiene q leer esto, verás como te dice algo!
ResponderEliminarNena sigue tú q eres la artista, y vas por muy buen camino!
Un besazo nena
Cuento encadenado!!! es una idea estupenda. No sé si sabré pero hala, me la quedo y continúo...que hoy ya es finde (ufff).
ResponderEliminarYa ta, he continuado un trocito con las historias de margarita.
ResponderEliminarMe gusta un montón esta Margarita y su carácter, y sí le da un aire a cierta mujer... jejejej
ResponderEliminar¡Qué gusto lanzarse al heno "por tutatis"!
Besoss
Mj has pensado alguna vez en presentarte a algun premio de relatos?.
ResponderEliminarDeberías acabarlo tu:).
Y ahora, oye preciosa, sí, es para ti cu, y sólo porque es casualidad, yo canto mal? :).
Verás el curso próximo me oirás en un coro y yo de solista :).
Sigue tú mariajo, que me gustan mucho tus historias.
ResponderEliminarY esa Margarita, tambien me resulta familiar...;)
Besitosssssss
uyuyuyuyuyuyyy Maru en un coro!! y de solista nada menos!!! jajajaja, yo eso tengo q escucharlo! ;))
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