Se fue a explorar otros mundos. En el mundo que transitaba no cabían los sueños. Era el mundo, real y trágico. Donde la historia está tan presente como si nunca hubiera desaparecido. Y el futuro carga ciegamente con los días pasados, gris y fantasmagórico a la vez, lleno de sombras.
Miró sólo un momento la luna que miraban todos los hombres, donde tantos ojos convergen. Pensó que quería seguir soñando, como si nada de eso existiera. Pero no podía permitírselo. Ni olvidar.
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