07 octubre 2006

Un camello



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Sábado por la mañana. Me levanto un poco atontada, bueno, eso es normal, sólo que últimamente duermo un poco a trompicones, demasiados cambios, demasiadas incógnitas sobre el futuro. Ayer terminé el día inmersa en una tristeza extraña que no me dejaba expandirme y ver alrededor.
Tengo por delante una jornada que debería emplear en poner orden en mis cosas y trasladar todo lo que queda a mi nueva habitación. Mi nueva habitación va tomando forma, poco a poco. Es un nuevo rincón donde me esperan muchas horas que iré llenando con todo lo que se me vaya ofreciendo. Esta mañana se me ha llenado la habitación de música. He encontrado páginas nuevas, me han saludado gentes entrañables ya, gentes que me acompañan, me consuelan, me hacen reír, me sorprenden. Me regalan sonrisas, de esas que se encuentran en los árboles, que son gratuitas, que sólo tienes que alargar la mano y guardarlas en tu mesita de noche...

He adoptado un camello. Un camello de madera con asideros rojos y asientos verdes. Un balancín de un parque, que mi hijo el pirata se trajo un día después de encontrarlo (me dijo) abandonado en la calle, tirado de cualquier manera... Habrá que creerlo, me dije cuando lo metió en su cuarto. Y en su cuarto ha estado dando tumbos y dando guerra dos o tres meses, un incordio que sólo molestaba y con el que se tropezaba cualquiera nada más intentar entrar en la habitación.
El pirata ya se ha ido. Se ha llevado muchas cosas, entre otras un pedazo de mi corazón que se trasladó a la isla con él y allí se ha quedado, pero no se llevó el camello. No. El camello pesa demasiado, y aquí sigue. Ahora he desocupado la habitación, la he pintado, me he llevado la cama del pirata a otro sitio (esto la verdad me ha dolido bastante, ver desaparecer sus bártulos, pero así son las cosas...) He metido aquí mis pertenencias, y mientras, el camello ha estado dando tumbos, un trasto inútil con el que no sabíamos qué hacer.
Pero ayer, mientras colocaba la estantería y traía todos mis libros, trajinando sin parar entre estas cuatro paredes, miraba al animal-columpio de reojo de vez en cuando, y me traía recuerdos de las correrías del pirata. Y le fuí cogiendo cariño, mira tú por dónde...
He decidido adoptar al camello. Y le he buscado un rincón. No se le ven los ojos por ningún lado, pero me parece que me va a hacer compañía.
He puesto la música a todo volumen, toda la música que he estado coleccinando estos días, la música nueva que no pienso abandonar a partir de ahora (últimamente había abandonado costumbres...), he mirado al animalejo y le he dicho...
Aquí estamos, tío, aquí te quedas, así que a ver si te vas portando bien...

11 comentarios:

  1. Que tu habitáculo, que tu sitio, que tu txoko (que es una palabra en euskera que me gusta especialmente y que significa + o - rincón) no sea jamás una celda solo dependerá de tu percepción de ese habitáculo. Gentes "de verdad" y gentes cibernéticas (como yo) sonreiremos cada día con la nueva sirena libre que ya eres y llenaremos y nos colaremos en tu txoko. Muchos besos y risas.

    P.D. Muy chulo el camello!

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  2. Hace años leí una noticia aquí en Granada que no he olvidado con el paso del tiempo: la policía encontró a un chico que portaba una señal de tráfico. Le pararon e intentaron indagar la procedencia de lo que llevaba. Pero cuanto más preguntaba más insistía el muchacho que aquello era su compañero y que se lo llevaba a casa porque no podía andar de lo borracho que estaba el otro.
    Has mirado si el camello tenía signos de resaca???
    Un saludo.

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  3. Mariajo, ya lo dicen los de IKEA, redecora tu vida!!. En todos los sentidos preciosa; ya sabes q te entiendo y te acompaño.

    Y si los suecos estos q son muy listos lo dicen.. pues eso, a redecorar!, ya sea con un camello, con un nuevo color de paredes o...

    Un besazo

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  4. Sólo se me ocurre llenar un poquito de tu espacio vacío, sin suplantar, por llenar esos huecos que nos va dejando el tiempo, por lo menos, con algo de cariño, aunque sea extraño y lejano. Entre camellos andan los Reyes, con muchos regalos pa l@s niñ@ buen@s.
    Un besote grandote.

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  5. Me has emocionado, mariajo.
    Tu pirata debería leer este post,es una forma tan bonita de expresar tanto amor.

    Besitos, mami

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  6. Anónimo4:47 p. m.

    cuidado, nunca se sabe qué lleva dentro de la joroba el camello, luego no digas que no te dije.

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  7. Anónimo7:21 p. m.

    Fijate tan apañá pa tus cosas y ya con el complejo del Diógenes ese. O sea que echas al pirata y metes al camello...Tu los Krispis, te los fumas ¿no, bonittta?
    Madre del Amor Hermoso, tenemos que hablar de mujer a mujer, pero ya.

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  8. Bueno, a ver cómo os contesto...
    En primer lugar, muchas gracias a todos por pasaros por aquí.
    Vitore: te agradezco tu sonrisa y tu risa, y te doy la bienvenida a mi txoko.
    La caña: yo me acerco al bicho y la verdad es que no huele a alcohol... y no se queja de dolor de cabeza, ni de ninguna otra cosa, la verdad...
    Cobre: redecoramos, eso está bien! Un besazo.
    Ferfo, gracias, eres un poeta.
    Pilar: ahí le has dao, guapetona.
    Noemí, que sí, que tendré cuidado, gracias por el aviso. Un gusto verte por aquí.
    Y MH: mira tú por donde, que resulta que lo que a mí me pasa estos días no es más que un cuelgue de campeonato...Si ya lo decía yo. Pues mira, me has regalao unas risas.
    Y bueno, ahora más.

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  9. ¡Cómo entiendo eso del camello! consérvalo el tiempo necesario ;). Poco a poco va quedando todo fantástico y cada cosa en su lugar.
    Besos.

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  10. que bonito Mariajo ... cuanto expresan tus palabras y que bien trasladas los sentimientos que estás viiendo últimamente.

    un abrazo:)

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  11. Fijo, en una revista de decoración de esas muy para pijos, tu camello quedaría de los más mono como banqueta, florero o lo que te de la gana. ¡Es genial! y más por lo que significa para ti.

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